Jean-Luc Ponty, violín, jazz y más…

El violinista francés Jean-Luc Ponty, nacido en 1942 en Avranches, Francia, ocupa un puesto único como músico en la historia de rock: ha encontrado el lugar preciso del violín en la música rock, un lugar que no existía antes. El violín, instrumento «clásico», por excelencia, tiene su historia en la música popular, en el folk, en el blues y en el jazz, pero no en el rock, que siempre ha preferido instrumentos más «agresivos» y propensos a un uso rítmicamente muy definido. Ponty ha logrado hacer entrar el violín en el rock como instrumento solista en un momento histórico (los primeros años setenta), en el que el rock estaba atravesando una importante fase creativa. La carrera de Ponty se inició en Francia en la segunda mitad de los años sesenta. Después de graduarse en el Conservatorio de París, Ponty se decantó hacia el jazz, entrando en contacto con grandes violinistas como Stephane Grappelli, Stuff Smith (el primero que tocó un violín eléctrico, en 1963) y Sven Asmussen. Con ellos colaboró en 1966 en el proyecto de la compañía discográfica alemana MPS, para el disco «Violin Summit».

Un año después, grabó su primer disco en solitario, «Sunday Walk», acompañado por la flor y nata del jazz europeo: el pianista alemán Wolfgang Dauner, el batería Daniel Humair y el bajista Neil Pedersen. A continuación Ponty se trasladó a Estados Unidos y conoció al pianista George Duke. Entre 1968 y 1969 grabó los álbumes «Electric Connection», «Experience» y «Live in Los Angeles». Ponty, gradualmente se iba acercando al jazz eléctrico que Davis estaba madurando con «Bitches Brew». Ponty también conoció a alguien que le hizo dar el paso decisivo hacia el rock, el rey del «nonsense» musical: Frank Zappa. En el álbum «Hot Rats», Zappa utilizó al violinista negro Don «Sugarcane» Harris. Con un sonido violento, agresivo y «sucio», el violín de Harris es totalmente diferente al de Ponty, enérgico pero de notas claras y sin distorsionar. También Ponty participó en «Hot Rats», aunque sin figurar en los créditos, en el tema «ltwould To Be a Carne!». Pero Zappa tenía grandes proyectos para el violinista francés. En 1970 apareció el álbum «King Kong», con composiciones y arreglos de Zappa e interpretaciones de Ponty.

Fue un encuentro afortunado, una fusión excitante entre el jazz, el «humor zappiano» y el nuevo rock. Ponty había asegurado el protagonismo del violín en el rock, y tras él vinieron David LaFlamme, de It’s Beautiful Day, Jerry Goodman, de la primera Mahavishnn Orchestra (en la segunda «encarnación» del grupo, para «Apocalypse», participó también Ponty), Darryl Way, de los ingleses Curved Air, y muchos más. Ponty siguió experimentado también con instrumentos eléctricos como «violectra» y el violín de cinco cuerdas, hasta convertirse en el pionero del «violectra barítono» (que se puede escuchar en el álbum de 1981 «Mystical Adventures»). Ponty, tras el éxito de «King Kong», vuelve a tocar con Zappa en sus conciertos de 1973 y, al mismo tiempo, se convirtió en un solicitadísimo músico de estudio.

Entre 1972 y 1973 participó como invitado de lujo en «Honky Chateau» de Elton John y en «Aria» de Alan Sorrenti. A finales de los años setenta grabó varios álbumes inmejorables: «Aurora» y «Enigmatic Ocean», en 1977, y «Cosmic Messenger», en 1979. Precisamente en este álbum, en el tema «Egocentric Molecules», se encuentra el mejor solo de rock de Ponty. En los años ochenta el violinista ha intentado recuperar un sonido más acústico. Pero existen muchos límites, y el violín de Ponty ha quedado ligado a una época. El álbum «The Gift of Time», de 1987, constituye una prueba de su falta de ideas.

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